Mireia Castro tiene tan solo 17 años y se ha erigido como una de las jugadoras habituales en el once del Fútbol Femenino Zaragoza. Además de jugar a fútbol y cursar sus estudios de 2º de Bachiller, dedica su tiempo libre a los más pequeños. La experiencia de ejercer como entrenadora en algunos de los colegios convenidos con Sala Zaragoza, explica, le resulta gratificante y contribuye a su desarrollo personal.
¿Cómo han sido tus inicios en el fútbol?
Tengo 17 años y empecé a jugar al fútbol en la calle, con mis amigos. Como me gustaba quise apuntarme a un equipo de fútbol y comencé a jugar en el Prainsa, en 2011, con 12 años. Estuve seis temporadas allí.
¿Por qué llegas este año al Fútbol Femenino Zaragoza?
David Magaña me llamó y me convenció. David me entrenó mis dos primeras temporadas en Prainsa, en segundo año de Alevín y primero de Infantil. En principio iba a seguir allí, pero cuando recibí la llamada decidí unirme al proyecto.
¿Cómo valoras los primeros meses en este equipo?
Futbolísticamente es un equipo con mucha calidad y nos entendemos bastante bien. El problema es que vamos poca gente a los entrenamientos. Dentro de las posibilidades de cada una, tenemos que intentar juntarnos el máximo número de jugadoras. Si fuéramos todas o casi todas a entrenar podríamos sacar mejores resultados. Hace falta compromiso.
¿Qué tal es la relación en un vestuario tan heterogéneo?
La relación en el vestuario es excelente. Todas nos llevamos muy bien, hay mucho compañerismo por encima de la diferencia de edad que existe. En el campo, individualmente todas tenemos muchísima calidad, solo falta unirla y conectar todas dentro del campo. Poco a poco conseguiremos ser un equipo, no once jugadoras sueltas.
¿Y el hecho de estar junto a jugadoras que son referentes de este deporte?
Me siento afortunada de poder compartir vestuario y campo con jugadoras que han estado en la élite, en primera división e incluso en la selección española. Estoy aprendiendo mucho de ellas, tanto en el ámbito futbolístico como en lo personal.
Comenzasteis muy bien la temporada y luego hubo un pequeño bajón… ¿por qué?
Empezamos muy bien, en los puestos altos de la tabla, hasta el partido de Casablanca que ganamos. A partir de ahí bajamos los brazos, tuvimos seis o siete partidos peores y eso nos ha pasado factura en la clasificación. Ahora estamos fuera del playoff, aunque estamos a un partido de meternos ahí. Empezamos a ir cinco a entrenar y eso quemaba a la gente. Se generó algo de tensión, pero es un problema que hemos sabido resolver. Estamos todas remando en la misma dirección.
¿Crees que el equipo tiene opciones de volver a los tres primeros puestos?
Sí por supuesto. Si vamos a entrenar todas, corremos todas, nos preparamos bien, podemos terminar terceras o segundas, el Casablanca está demasiado lejos. Vamos a ir partido a partido.
Empezando por la victoria ante Villanueva, ¿cómo viste el partido?
Empezamos un poco flojas, pese a marcar muy pronto, y nos fuimos metiendo poco a poco en el partido. Luego tocamos muy bien el balón, creo que es uno de los mejores partidos que hemos jugado en la temporada. Levantamos cabeza y terminamos muy bien para sacar los tres puntos.
Y el próximo domingo en Huesca, ¿qué puedes esperar de ese partido?
En la ida ganamos, pero estuvo muy disputado el partido. Este domingo estoy segura de que vamos a ganar porque hemos recuperado la confianza que perdimos hace un mes. Y en mi opinión, somos superiores a ellas.
Dentro del campo te sueles mover entre líneas, en la posición de mediapunta, ¿qué aporta Mireia al equipo?
Es una posición que me gusta mucho. Fue mi primera ubicación en el fútbol. Luego llegue a jugar de central, pase por la posición de interior… Había perdido algo de confianza en mi juego en el medio, pero este año Sira y David me la han devuelto. Creo que soy muy equilibrada. Aporto presión, visión de juego y creo que también soy buena compañera. Contribuyo más con pases, con juego, que con goles.
Además de jugar y los estudios, también te estas iniciando como entranadora…
Es una experiencia totalmente nueva para mí, nunca había ejercido como entradora de niños. Entreno los lunes en el colegio Cantín y Gamboa, los miércoles y viernes en el Camón Aznar, y los sábados partido. Empecé el pasado diciembre con niños de tres y cuatro años. La verdad, se me hizo algo difícil llevarlos al ser tan pequeños. Ahora estoy con benjamines y esta categoría me está gustando mucho, ya que se pueden hacer entrenamientos con un mínimo de dificultad y exigencia siempre adaptados a su edad.
¿Qué es lo mejor de trabajar con niños pequeños?
Con los niños lo paso muy bien y, además de que ellos aprendan, yo también aprendo de ellos y de esta nueva experiencia que me va a ayudar a crecer como persona. Lo que más me gusta es cuando se divierten con los entrenamientos que les planteo, ya que eso significa mucho para mí. A día de hoy no me he planteado el seguir como entrenadora en un futuro, pero la verdad es que no me importaría.