Rebeca Aznar cumple su séptima temporada en Sala Zaragoza. Junto a Paula, sobre ella recae la responsabilidad de defender la portería aragonesa. Además, también es la encargada de portar el brazalete de capitán del líder de la categoría. Dice que no era muy buena con los pies y que la portería de fútbol 11 se le hacía muy grande, así que lleva una veintena de años bajo los palos de las porterías de fútbol sala.
Toda una vida dedicada a la portería… ¿Cómo empezó todo?
En realidad empecé como jugadora. Pero no me la pasaban, era muy mala. En el patio me gustaba ponerme de portera, por la gracia de llevar guantes. Entonces me vio mi entrenadora, que por entonces me entrenaba una chica, algo muy poco habitual en ese momento. Le gustó lo que vio, me pusieron un día en la portería y ahí me quedé. Los pies no eran lo mío, así que como el fútbol sala me gustaba, dije “pues de portera”.
Veinte años relacionados con el fútbol sala son muchos años.
Mis inicios fueron en el equipo del colegio, La Salle Franciscanas. Jugué allí hasta los 12 años, cuando fiché por el Delicias femenino. Fue otra etapa muy larga, estuve allí más de 10 temporadas. Probé un año a jugar a fútbol 11, pero la portería se me hacía muy grande y lo dejé. Tras un año jugando en Primera División, llegué al Sala Zaragoza, donde cumplo mi séptima temporada.
¿Cómo fue esa temporada en la máxima división del fútbol sala femenino?
Fue una temporada complicada, al menos deportivamente. Descendimos. Fiché sabiendo que iba a jugar muy poco y así fue. Pero en un rol que quise aceptar para cumplir uno de mis sueños. Jugué con jugadoras que conocía desde pequeña, que habían sido mis ídolos y pude entrenar y jugar junto a ellas. Como grupo de compañeras fue una gran experiencia.
Y desde entonces, séptima temporada en Sala Zaragoza y segunda compartiendo la portería con Paula.
El primer año en Sala Zaragoza estuve yo sola de portera. Fue muy duro, no tenía opción de lesionarme, de relajarme, tenía que estar sí o sí. Con Paula tengo muy buena relación y trabajamos muy bien juntas. La conozco desde hace muchos años, pero hasta la temporada pasada no habíamos coincidido en ningún equipo. Estoy muy contenta de estar con ella, porque es una competencia muy dura, pero muy sana.
¿Qué tiene de diferente esta temporada de las anteriores?
¡Que ganamos! (se ríe). Llevamos mucho tiempo trabajando y ya era hora que nos salieran bien las cosas. Muchos años persiguiendo el mismo objetivo. Un año lo tuvimos muy cerca…
¿Qué sucedió esa temporada?
Se nos fue en los últimos partidos. Hace tres temporadas, dependíamos de nosotros mismas para ganar la liga y jugar el play off de ascenso. Fue contra San Bernabé. Perdimos, pero si ganábamos ese partido dependíamos de nosotras mismas para ser campeonas.
Por eso intentáis no hablar de objetivos a estas alturas…
Este año es algo tabú. Otros años hemos dicho que sí, que vaya equipazo… Cuando a principio de temporada haces los fichajes, te ilusionas, piensas que va a ser la temporada del ascenso… Este año nuestro único objetivo es el siguiente partido. Si se habla de ello pido calma, ¡nos ha gafado otras temporadas!
Lo que no se puede negar es que el principio de liga es difícilmente mejorable…
Hemos tenido partidos duros. Partidos que hemos ganado solo por un gol. Personalmente, llevo varios encuentros acabando muy a gusto. Con sensaciones muy buenas, gratificantes, te diviertes en el campo, disfrutas, te esfuerzas… Partidos en los que acabas cansada simplemente de la tensión que estás viviendo.
¿Cómo se ven los partidos desde la portería?
Hay que estar muy loco para ser portero (se ríe). A mis 28 años, estoy algo cansada de pelotazos. Dicen que “las porteras no corren, no se cansan…”, pero se vive muy distinto. Caídas y levantarse, mirar a la vez a las compañeras y al balón, estar constantemente comunicándote, la tensión… a mí me agota.
¿Cómo llevas la responsabilidad?
Otro tópico que se suele decir es que cuando se gana, gana el equipo, y cuando se pierde, pierde el portero. Personalmente, me siento muy arropada por todo el equipo, no se puede aplicar esa frase a este grupo. Sí que soy muy exigente conmigo misma, y me voy fastidiada cuando siento que he podido hacer más.
Para terminar, ¿cómo compaginas el fútbol sala con tu vida personal?
Trabajo como auxiliar en un centro de día con ancianos. Por tema laboral, este año, al entrenar pronto martes y jueves, no puedo acudir a esas sesiones. Y entre tú y yo, ¡me da una rabia terrible! Para un portero los entrenamientos son fundamentales para estar en forma, mantener la agilidad… Cuando a principio de temporada asumí eso, me dio rabia. Me tengo que esforzar mucho para estar al mismo ritmo que mis compañeras… ¡o al menos para no tener muchas más agujetas que ellas los lunes!